martes, 14 de julio de 2009

ARTE Y NATURALEZA: NUEVOS MODELOS DE CONFIGURACIÓN DE PAISAJES CULTURALES


Una vez mas, hoy, la "cultura de la naturaleza" habría de ser una de las principales metas que la humanidad debería marcarse en el nuevo milenio.Significativamente, desde el campo del medio ambiente, el arte se está planteando propuestas rigurosas dirigidas a restablecer el equilibrio natural roto por la acción del hombre. Un hecho nada extraño si pensamos que la expresión plástica ha sido el vínculo más eficaz para definir la relación del ser humano con la naturaleza. Esta constatación, válida en las diferentes culturas a lo largo de la historia, es el principal punto de partida del movimiento " Arte y Naturaleza" para impulsar un nuevo concepto de paisaje cultural y natural en las zonas rurales. La actual situación exige abordar, restablecer y redefinir las complejas e inestables relaciones entre Cultura y Naturaleza y su aprovechamiento para mejoras ambientales en el desarrollo endógeno sostenible.Si entendemos la cultura como asimilación de conocimientos que posibilita una mejora de la calidad de vida teniendo como referencia las necesidades del ser humano, la conciencia ecológica marca en nuestro tiempo una esperanza de continuidad del saber, porque manifiesta un profundo respeto a la vida que habita en nuestro planeta.Desde esta perspectiva, el arte debe indagar en sus posibles aportaciones a la innovación cultural y ecológica, teniendo en cuenta que, en sí mismo, siempre ha sido un medio de impulso en el desarrollo de los pueblos.En la configuración de una conciencia ecológica, basada en un concepto cultural integrador, las intervenciones de artistas en el territorio tienen por objeto crear un patrimonio natural y cultural que aporte y rescate nuevos espacios desde una visión ecológica, aprovechando los recursos y energías del paisaje pero respetando las estructuras naturales del mismo.Este sería un enfoque creativo que entiende el paisaje como fenómeno dinámico, en el que se integran las fuerzas de la naturaleza y la intervención del hombre y desde el cual la transformación artística, ecológica y cultural es posible la creación de nuevos paisajes basados en la innovación y la calidad.
CONCEPTO DE PAISAJE CULTURAL
En palabras de Rolf Peter Sieferle (1997, Retrospectiva de la naturaleza), nuestro entorno es precisamente, el paisaje cultural; es decir, el paisaje que nos rodea. Desde una perspectiva antropológica, el espacio vital comprende el lugar de residencia, el pueblo, la ciudad, el barrio, la casa, el espacio de actuación,... allá donde se realicen las actividades económicas y sociales. Por ello también nos referimos a él como espacio de acción. Desde un punto de vista analítico lo consideramos como "medio de existencia" del paisaje cultural. Las acciones humanas (trabajar, formarse, descansar, relacionarse) han de ser entendidas desde las condiciones naturales, desde el emplazamiento geográfico. Dentro del paisaje cultural nos encontramos además con el espacio del pensamiento, el "nivel superior de existencia", que dirige, determina, controla o influye en la acción del hombre. La actividad básica del hombre, definitoria de objetivos, es determinada por el impulso, la voluntad y la necesidad (Sharfetter incluye también la motivación). El trabajo cognitivo está integrado en el espacio del pensamiento, en las posibilidades y los imperativos culturales, políticos, sociales, jurídicos, tradicionales y, en general, intelectuales. Entre éstos nos encontramos con las correspondientes instituciones, organizaciones y, en su caso, corporaciones, que establecen las leyes y normativas, acuerdos y costumbres.Con el espacio del pensamiento también se representa el espacio espiritual de acción y comunicación. De esta forma, el término "espacio" se utiliza para identificar a las esferas socioculturales. La moda y el estilo o las innovaciones y las ideas surgen del mismo y marcan el paisaje cultural, pero también los importantes esfuerzos tecnológicos con sus formas de diseño geométricas o la pretensión de efectividad en la agricultura, que fomenta la monocultura y el vaciamiento del paisaje.En este sentido, las relaciones entre espacio cultural, espacio vital y espacio natural son sinónimos del paisaje cultural resaltando sus niveles de existencia. Troll habla de dos fuerzas que marcan los paisajes culturales: en el espacio básico podemos encuadrar "las fuerzas naturales que tienen efectos más bien estáticos", y "las fuerzas culturales muy dinámicas" que surgen en la esfera sociocultural del espacio del pensamiento.Los niveles de existencia, forman la unidad "PAISAJE CULTURAL", que posee una estructura y fisonomía muy estrecha en sí misma. Igual que las estructuras están vinculadas a las funciones, la fisonomía es la apariencia exterior de la estructura, el espacio vivible, visible y absorbible por el hombre. Y la estructura y la fisonomía, la estructuración/articulación y la estética del paisaje cultural son el resultado de un largo proceso histórico. Los paisajes culturales tienen un pasado, una historia.
APARICION DE NUEVOS PAISAJES
En consecuencia, en el nuevo paisaje no sólo se nivela la contradicción civilizatoria entre ciudad y campo, sino también la contradicción ecológica entre zona industrial y espacio natural. Se crea un tipo/modelo de paisaje homogéneo, que también podría calificarse como paisaje suburbanizado, en el que los restos del paisaje cultural sólo sobreviven en reservas artificiales. En este sentido, el paso al paisaje total va unido a una "desdiferenciación espacial", a una desertización y a una uniformación. Se trata no sólo de un incremento de la entropía estética sino también de la ecológica.El paisaje en formación no es un paisaje natural ni tampoco un paisaje cultural, no conserva ni la espontaneidad de la evolución natural ni la compenetración de la naturaleza y la cultura, propia de la sociedad agraria. Es más bien la expresión de una movilización completa, que no omite a casi ningún elemento de la realidad. En consecuencia, las situaciones ahora creadas tampoco son estables: son transformaciones que se seguirán transformando de forma permanente.De esta forma el paisaje total se convierte en algo envejecido, espacial y vinculante, para ser sustituido por un patrón de diferenciación nuevo, individual y efímero/fugaz, una unidad de cambio/diversión y monotonía.El paisaje total sigue el modelo/ideal de una individualización vinculada al sistema. Se encuentra movilizada y construida pero no planificada, más bien todo lo contrario: obedece al principio del crecimiento natural secundario.La protección del medio ambiente se fundamenta en la idea de que la cultura humana, es decir, la tecnología y la economía, actúa de una forma sobre la naturaleza que pone en peligro a ésta y la destruye. El diseño real cultural del paisaje se valora como un proceso dañino, derivándose de aquí la reclamación de que la cultura realice una intervención de mejor calidad, "más natural". Pero la reclamación de una protección paisajística global/total implicaría en última instancia la reclamación de una totalización consciente de la construcción de estados paisajísticos, y esto se considera actualmente como simplemente utópico.
HACIA UNA CONFIGURACIÓN DE NUEVOS PAISAJES CULTURALES
La cuestión es entonces, ¿Qué clase de transformación del paisaje puede llevar a cabo la creación artística, dentro de la cultura contemporánea?Creemos que, entre otras cosas, puede contribuír a recuperar un nuevo significado a la naturaleza por su carácter interdisciplinar, aunando aspectos culturales , económicos y medioambientales.La aportación artístico-ecológica puede abrir nuevas fuentes de recursos económicos.El trabajo artístico, asumido en profundidad, aborda aspectos de la investigación científica dotándolos de una perspectiva mas amplia.La revitalización de paisajes podría influir en los modelos de pensamiento y actuación de la cultura.La creatividad artística es capaz de abrir nuevas soluciones a problemas de conformación del territorio geográfico.Partiendo de un planteamiento interdisciplinario y pluridimensional, que conexiona los aspectos artísticos, sociales, ecológicos y económicos, se busca desarrollar una estética en y del ámbito rural que pueda reflejar las necesidades de las personas y las exigencias del desarrollo social propio.Se aspira al desarrollo de un mundo vital en el que el hombre esté en el centro de atención, reconozca y desarrolle su creatividad y se dedique a actividades que están en consonancia con su entorno económico, social y ecológico.Para ello, a través de medios estéticos, se puede aportar a la revitalización del ámbito rural así como transmitir una "estética ecológica". Para -entre la realidad y la visión- desarrollar así nuevos ámbitos de identidad positivos y actualizados.Desde el ámbito del arte pueden darse impulsos importantes para este proceso, en el desarrollo de nuevos ámbitos de actividad con futuro y que precisamente en el ámbito rural, en general, no se perciben como propuestas productivas.También en la difusión de los procesos ecológicos, el arte puede efectuar una aportación fundamental. El intento de interesar a las personas por su entorno y por el desarrollo de una actividad creativa en su entorno se encuentra con importantes problemas de comunicación pues con demasiada frecuencia falta la posibilidad de la identificación emocional con este proyecto.En consecuencia, es imprescindible que, en primer lugar, los hombres recuperen una relación de afecto para obtener así la confianza necesaria que requiere el diseño de su entorno social y ecológico. Sólo el afecto hace posible que los hombres asuman la responsabilidad con su entorno.Se puede demostrar a medio plazo cómo el arte, a través del diseño concreto del ámbito rural, conforma un lenguaje de formas que permite una orientación de contenidos a partir de la problemática específica de las zonas rurales, generando nuevas perspectivas para los habitantes y, de esta forma, contrarrestar la creciente absorción de las zonas rurales y de su población por las grandes núcleos urbanos. Con ello, se trata de garantizar un futuro sostenible, desarrollando nuevos ámbitos de actividad para las personas que conforman los paisajes, de manera que, se pueda otorgar al ámbito rural un significado actualizado y puedan ser apropiados estéticamente por nuestros contemporáneos.El arte debe eliminar el miedo a las innovaciones e inducir a los hombres a codiseñar su propio mundo vital, poniendo de manifiesto su potencial creativo, animandoles a ser creativos, facilitando el sentimiento de confianza en si mismos y el afecto por su entorno así como una identidad nueva.Todo ello supone que la aplicación de actuaciones, objetivos y criterios desde el campo del arte en la intervención y transformación de un paisaje deteriorado, desvitalizado, puede suponer una aportación esencial al desarrollo estructural sostenible del medio rural y de sus habitantes, es decir, un paisaje cultural en sentido pleno.


Salamanca, 2009
Texto de Bodo Rau

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